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Tema: EL COFRE DE LOS TESOROS

  1. #1
    Membresia 4 Estrellas Avatar de Oliba
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    EL COFRE DE LOS TESOROS

    Llamadle obsesión, si queréis, o demencia, o a mí víctima de terquedad, o verdugo de prudencia, que más da, que por mucho que gritéis, o insistáis, nunca os aproximaréis siquiera al límite real de mi fascinación: incluso los más bellos paisajes, me recuerdan una mujer. Podrían ser los senos dando forma a colinas como las de Toscana, o incluso las menos nobles y ordenadas de mi Valle. O que esas mismas colinas, unidas en cordillera, me hablen de cuerpos que, un día, yacieron recostados a mi lado, embadurnados o sudorosos, despiertos o soñando, en la suave curva que desciende del hombro, hacia la cintura, aún más estrecha cuando se reposa, que remonta de nuevo para rematar el espectáculo en las caderas, cuando mucho más suavemente, contonea el altiplano. O prados de trigo en Primavera, que se me antojan vientres planos, y ...tiernos. O un pedazo de mar rizada, de nuestro mar, del único que merece llamarse así, … puede, por forma, sí, pero también por olor, evocarme un rectángulo de vello erizado donde descansé alguna vez el mentón para ver unos ojos y unos labios entreabiertos…

    Rincones de algo que lo es todo. Origen y final. Alfa Omega. Madre… y, al final, portadora de Guadaña.

    No me siento sólo en mis obsesiones. Incluso los creyentes, tan distantes de mí, colocaban su Dios dentro de una almendra mística que no es más que el contorno de un sexo femenino abierto. Alfa omega... principio y final de todas las cosas.

    Sin ellas no habría vida, ni, para mí, sentido a seguir viviendo. Abro este hilo para hablaros, en foro abierto y sin limitaciones, de experiencias con mujeres que, de alguna manera, dejaron huella en mi vida. Experiencias de pago, sin duda, en que recibí mucho más de lo que estaba comprando o alquilando. Experiencias de pasado, relativamente remoto o no, pero sin la frescura inmediata, ni las normas, que se exigen en el hilo-aparador. Y os invito a participar y a que me secundéis en este insignificante homenaje a ellas y al tiempo de su vida que han dedicado a nosotros.

    Hablaré, por mi parte, sólo de profesionales que siguen en ejercicio. Evitaré, , aunque me tiente, y en algún caso concreto, me tiente tantísimo, hacer referencia expresa a ninguna de las que fueron compañeras circunstanciales entonces y, hoy, o han desaparecido o se han retirado completa o temporalmente, y se ignora, y sinceramente duda, regresen o, simplemente, no quieren que se hable de ellas.

    Porque, como un día un ángel me escribió, y es lo más bello que nadie me ha escrito, aunque entonces no supe aprovecharlo, uff… me siento tan afortunado de ser así, de que me gusten, de que me fascinen.

    Hablaré de mujeres, hablaremos, espero, de aquellas mujeres… de putas mujeres, como diría el que se fatiga con tanta repetición, o, y con todo mi respeto, de hermosas, fascinantes e inolvidables, mujeres putas

  2. #2
    paula barcelona
    Guest

    Re: EL COFRE DE LOS TESOROS

    Ojiplática y boquiabierta me has dejado!!

    Agradezco los comentarios. Sabes que todo, o casi todo, es bidireccional.
    Casi nada ocurre por casualidad, ni por generación espontánea.
    La compañía es siempre el otro 50%. Y si bien una mitad suele poner en el asador lo mejor que tiene, si la otra se queda impávida, mirando las musarañas, mal futuro se puede predecir para esos juegos venideros.
    Lo he dicho muchas veces. Nosotras, ni podemos, ni debemos agradar a todo el mundo.
    Y lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible!

    Siento no poder expresarme mejor, y/ó decir más cosas, estoy sorprendida. Gratamente. Pero sorprendida.

    Espero poder disfrutar del resto de tesoros, que has tenido a bien guardar en tu cofre Compi.
    Tus posts te transmiten tal cual eres. No cambies ok?

    Paula

  3. #3
    Guest

    Re: EL COFRE DE LOS TESOROS

    Si, Paula es así. Un encanto de mujer hermosa. Y no hay que decir más. Es torera, ella sí que es torera de verdad.

  4. #4
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    Re: EL COFRE DE LOS TESOROS

    Fanny, en La Isla del Masaje, antes y ahora.


    Era otoño, que mal no recuerdo, y una amiga?-amante?, que, mucho y bien me quiso y, tarde pero comprendí, más y mejor me quiere, quedó prendada de una imagen espectacular, en una ventana a la noche. El reflejo era ella misma, espléndidamente desnuda, espléndidamente amante, donde yo era sólo silla, u objeto que esperaba. Y era ciertamente una bella imagen que intenté preservar, pretenciosamente, en un relato.

    La vida transcurre en imágenes que, almacenadas en retinas volátiles, transitorias, inútiles, y memorias tarde o temprano vacías o maltrechas, se evaporan y se llevan una parte de nosotros al infierno del olvido. Sólo el texto, cuando falta mejor soporte, conserva ese fragmento de vida gracias al que, redundante, puede que, almenos algunos, nos sintamos vivos.

    Esta es todavía reciente, de Invierno, de un día extrañamente cálido de este frío invierno. El espejo devuelve mi cuerpo, tendido de costado, desnudo y aún así, me parece distinto. No es dorado, no hay carne de dioses, pero, por una vez lo veo hermoso. Sobresale de mi cuello la cabeza de Fanny, susurrándome, besando y contemplando con sus ojos de azabache la escena. Sus manos, traviesa una, más traviesa la otra, me acarician, lentamente. Una pierna, enfundada en seda negra, parece querer cabalgar y se restriega en mi muslo. Noto su sexo en mi espalda. Yo, inmóvil, me sumerjo en placer, diría que absoluto, placer de sentir.. de contemplar.

    Todo excita, las manos que juegan, el susurro insinuante, morboso, que navega por tu oido, la lengua que eriza tu piel, la humedad en tu espalda. Cruzar la mirada con sus ojos, divertidos, tiernos, duros cuando quieren serlo. Ver su sonrisa satisfecha.

    Fanny. Altamente adictiva. Lo era cuando la conocí, muy, muy teen, hace 11 años. Besos altamente adictivos. Primero los besos, después toda ella. Me advirtió. Nada que recriminar. No hice caso, me hice adicto… luego...desapareció. 11 años. Ahora, el cuerpo insolente , desafiante de aquella teen, de mente insólitamente madura, ha dado paso a la anatomía joven, hermosa y consolidada, prometedora, de la Fanny que he tenido el privilegio de reencontrar. La dieciochoañera? se ha convertido en una mujer en el punto inicial de perfección, punto en el que encuentran, su mejor equilibrio, mente, cuerpo y espíritu. Y sus besos siguen siendo adictivos… como toda ella. Dejó una hermosa huella y me ha dado el placer de reencontrar mis pasos.

    Y , permitidme que intente plasmar no sólo imágenes : su sabor, todo su sabor, es también delicioso. Y adictivo. No hace falta que me advierta, ni serviría de nada… Así que no temáis... soy adicto.

  5. #5
    Guest

    Re: EL COFRE DE LOS TESOROS

    Vamos a contribuir un poco a este hilo. Y digo poco porque será escaso. No tengo muchas experiencias salvo las de inicio, hace unos ocho años, una época en la que anduve loco y me fundí un patrimonio. Todo niñas. Para mí una niña va de una edad de los 18 a los 30 años.

    No recuerdo con especial intensidad a ninguna. Salvo la última. Y dejé de verla por la circunstancia de conocer a una jovencita, para mí las jovencitas van de más de 30 a 50 años, morena, guapísima, hermosa, ya retirada, que modificó los esquemas que sigo manteniendo hoy en día. Cuando una mujer hermosa me gusta, cuando tengo la suerte de encontrarla, repito hasta la extenuación. A contrario de la mayoría de los compañeros, puedo picotear, raramente, pero reitero constantemente con la persona que me agrada. Un criterio tan respetable como otro cualquiera. Cosas de mis fantasías.

    Hablemos, pues, de la última niña con la que estuve, a partir de ella todas las demás han sido jovencitas. Con discreción, pues le he perdido la pista, no sé que hace ahora, y no es cuestión de dar datos. No los daré, salvo los mínimos para el relato.

    La conocí mediante un anuncio en Loquo, en la sección de Relaciones Ocasionales. Su nombre de guerra María. No he vuelto a ver anuncios suyos o, al menos, aquellos que pudieran dar una pista de que se trata de ella. Os hablo de inicios del año 2006.

    Se presentaba con un texto muy cuidado, buena redacción, universitaria, con aficiones varias. Explicaba muy claramente lo que quería, lo que podía permitir y a lo que se negaba. Detallaba lo que deseaba en su pareja, con especial incidencia en el buen trato. Insistía mucho en ello. Y en las medidas de higiene, también. Se comportaba y realizaba todo lo que detallaba en su presentación. No había engaño.

    Y nos conocimos. María era una chica de 23 años declarados, pero difícilmente aparentaba más de 18. Veintitrés años. Se lo advertí la primera vez: “María, por favor, no me fastidies ¿vale? Si eres menor de edad dímelo, tomamos un refresco, te abono tú tiempo y santas pascuas”. Y me contestó “No seas tonto, Gerundio, mi aspecto puede ser inocente, pero de ello no queda mucho”. Me lo dijo con una sonrisa. Frase a meditar y hoy no toca hacerlo. Lo recuerdo, pues no esperaba ese tipo de comentario.

    No destacaba en nada. Pero el conjunto era, y es la mejor palabra que la define, tierno, extremadamente tierno. De estatura media, sobre el 1,70, pelo castaño, cara muy agradable, inocente, aspecto aniñado, pecho minúsculo, caderas de mujer, cuerpo cuidado y firme y una sonrisa preciosa. Era una tierna preciosidad. Vestía de forma modesta, nada de marcas ni lujos, pero muy cuidada. Y su aspecto, aunque el término es poco descriptivo, era muy digno. En eso me superaba con insultante exceso. Siempre muy estirada, muy recta, muy puesta y segura. Ahhhhh hacía, entre otras aficiones, ballet y baile. Se notaba por la elegancia con la que se movía.

    Era lista. Le expliqué lo que quería y deseaba, más fantasía que gimnasia. Y me aseguró que me entendía. Lo reconozco, a la perfección. Lo sé, dice poco de mí y mucho de ella. Y pacté con María su realización, el que a partir de entonces yo la llamaría Lolita, por su aspecto, forma de proceder y mi fantasía. Que sería ella la que me citase con una invitación, una vez al mes, cuando ella lo necesitara, con una cierta antelación para cerrar la agenda. Y cerramos el trato, pasándole la obligación de contactarme.

    Y repetí con ella durante casi un año. Cada mes. Ella era la que me escribía, lo hacía muy bien, me citaba, cerrábamos el encuentro y pasaba dos deliciosas horas con ella, todo el tiempo jugando. Sabía llevarme muy bien. Siempre, cuando quedábamos, ella aparecía con su mochila, sus libros y apuntes, algo que hoy, cuando quedo con una jovencita que aprecio y también lo hace, me gusta especialmente. Siempre con sus apuntes y libros que, una vez nos habíamos saludado y dado dos besos, dejaba con cuidado en un sofá de la habitación junto con su mochila, se desnudaba despacio, iba a la ducha que perfectamente se veía desde la cama, me miraba, sonreía y me decía “Gerundio, mírame, que me gusta”. Ella se duchaba, con movimientos suaves. Era un suplicio verla, delicioso, que el sabor ácido es de adulto.

    Y luego, sencillamente, me mimaba. Egoísta que es uno. Un sexo sencillo, simple, muy, muy convencional. Muchos picos como los llamáis, no soy excesivamente besucón, muchas caricias, muchos arrumacos, miradas, sonrisas y un poco de sexo, poco, lo reconozco, pero delicioso. Nunca he tardado menos en satisfacerme. La notaba no excesivamente incómoda en mi compañía. Yo le contaba mis tonterías, en eso me he comportado siempre igual, las apabullo con mi verborrea. Y, de tanto en tanto, se reía o apostillaba con sus comentarios. Muy vivida, lo que acostumbras a encontrar en este tipo de situaciones.

    Y un día decidí no volverla a ver. Nada que ver con principios moralistas, diferencias de edad, que si era una niña y todas esas zarandajas. María sabía perfectamente lo que hacía, lo que estaba dispuesta a dar y conseguir. Empecé a pensar en cambiar el juego, hacerlo más personal. Y en esas situaciones, uno que es cobarde, lo que hay que hacer es salir corriendo si ves que no vas a controlar. Y es lo que hice. Le escribí contándole con delicadeza que este viejo pretencioso no podía obligarla a ciertos juegos.

    Y me escribió un mail de despedida del que me acuerdo perfectamente. Y de lo que puedo contar de él es que me daba las gracias por el mimo con que la había tratado, sus objetivos y que me había cogido cariño, lo creyera o no. Y que me agradecía la sinceridad. Punto final. Lo reconozco, alguna vez, me gustaría volverla a ver.

    Es curioso, siendo un viejo uno sigue admirando el encontrar niñas con una madurez que sorprende. Y es que aun con mimos, arrumacos, caricias y buen trato, y por supuesto el dinero, sea poco o mucho, este trabajo ha de ser duro. Incluso con un tipo que, algunas veces, solo algunas veces, exige poco en el sexo porque tiene otras fantasías e intenta dar un correcto trato. Es lo que tiene este trabajo.

    Yo, con el paso del tiempo, las admiro. Sin confusiones, sin asquerosa condescendencia ni repugnante paternalismo, como admiro las que se meten en la mina, van de pesca al Gran Norte, colocan piezas en la cadena de montaje, soportan a un imbécil por marido o, como la mayoría de las mujeres que, con unos cientos de euros, consiguen salir ellas y sus familias adelante. Eso, lo juro, lo he aprendido a hostias como señaló el cenizo del Barcel pero ese es otro asunto, no distingo. Quizás porque reconozco que lo he tenido relativamente cómodo y fácil. Y no todos ni todas tienen tanta suerte. La única mina que conozco es la del lápiz y la de mi padre, cuando de jovencito aún me daba dinero. No entiendo el porqué se negó cuando fui mayorcito ¡si era cuando más lo necesitaba! Inmisericorde, ¡me obligó a trabajar!

    Era una niña capaz de hacer feliz al más especial de los jovencitos y uno, ya maduro, no puede obsesionarse con estos juegos. Acaban haciéndote daño, en el mejor de los casos. En el peor, a ella, y eso lo evito, es una de las pocas reglas que tengo y todavía utilizo.

    De ahí que ahora, salvo dos excepciones que me rondan por la cabeza y que me están dando mucha tralla por cómo se presentan, cariñosamente malditas aunque resisto, solo voy con jovencitas. De 30 a 50 años. A la que abro la boca, me calan a la primera. Y yo, tan contento, como sé que me entienden me siento protegido. De mi mismo, naturalmente.

  6. #6
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    Re: EL COFRE DE LOS TESOROS

    No tengo por costumbre emocionarme más que por lo que siento, Gerundio.

    Hoy habrá sido la consabida excepción que confirma la regla, o que me has hecho sentir algo.

    Una voz cómplice, muy dulce, me había anticipado por teléfono tu post: me lo había leido íntegro (el Lunes subirán las acciones de Telefónica móviles).

    Releyéndolo ahora, confirmo la sensación.


    Con total admiración, Gerundio. Repito, total.

  7. #7
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    Re: EL COFRE DE LOS TESOROS

    Esther, del Kissme, Calle Mallorca esquina Viladomat.

    Hoy articularé poca poesía en las descripciones, a no ser que empiece por hablaros de decadencia. Si hubiera vivido en otra época, creo que habría sido, de poder escoger, Romano. Sí, Romano, pero de los patricios, claro, que seré utópico, pero no tonto, en plena debacle, en plena caída y decadencia inexorable del Imperio. Aunque no estoy nada seguro que fuera tan divertido, porque pululaba demasiado cristiano y, sobre todo aquellos primerizos, me dan impresión de ser muy aburridos, pasto de leones a veces, pero principalmente aburridos y un poco mojigatos.

    Pero bueno, yo me quedo con la imagen de los pintores románticos. Con orgías interminables en las termas de Caracalla. Con bacantes lascivas que degustan racimos de uva recostadas en divanes, mostrando senos erguidos, vulvas expuestas, mientras un joven coronado de guirnaldas, desnudo, con el miembro erecto, llenaba sus copas de vino clásico, es decir, mezclado convenientemente con agua... para que el espíritu excesivo no enturbiase el buen sexo.

    Ambiente de decadencia. Y el bárbaro a las puertas, cubierto de grasa animal para vencer el frío, macerando carne cruda con el sudor de sus posaderas. Cada uno viene de donde viene. Mi tatatatatarabuela era bacante, seguro, una gran bacante. El tatatatatarabuelo de Angela Merkel.... el de la grasa animal y la carne en el culo... Nunca se conocieron. Suerte que tuvo la bacante, mi tatatatatarabuela.... Se nota que somos de distinta estirpe.

    Ambiente de decadencia... Una confidente, morena, morenísima, que mucho y bien me quiso y más y mejor me quiere, se horrorizó cuando, allá por otoño, le confesé que, en épocas, había sido un asiduo del Kissme, però... que decadent!, la más dura y guarra de las barras duras y guarras que haber hubiera si las hubiese, y no hay. El único e inimitable Kissme

    Aquí termina la prosa elegante. Lo que sigue no es apto ni para menores ni para mentes sensibles, quizás siquiera para normalmente perversas. Es puro vicio, os advierto. Salpica, ensucia... pringa... creo que incluso huele a esperma derramado y pegajoso en el suelo, a kleenex arrugados en las esquinas, a retretes convertidos en alcovas... a sexo, puro y duro y omnipresente dios sexo.

    Esther... Cuantas veces habré estado con Esther... ni las cuento, ni sería capaz de decirlas. Muchas, muchísimas, y se antojarán pocas. Siempre que iba al Kissme y estaba disponible o podía esperarla. Mi preferida allí, por no decir casí única, salvo ausencia o... acto compartido. Esther besándome.. Esther tocándome, metiendo mano descaradamente. Esther liberando mi miembro (Sí, la polla, efectivamente) de su cárcel de bragueta y bóxers negros. Esther masturbando... Esther en cuclillas (os doy más detalles?) mientras sorbo mi copa, siempre sólo tónica, enciendo un cigarrillo y cruzo mi mirada con alguna otra de las presentes, quizás con Aida, también masturbando a su vez con la falda enrollada en la cintura, los pechos desnudos, y la mano de su acompañante explorándola... Quizás July agarrándose en un tamburete y resistiendo las embestidas de otro... Quizás Mary cuando todavía no había cambiado su turno... quizás Maggie. O quizás varias de ellas conmmigo, que noches de todo hubo, y muchas grupales, cruzando sus lenguas los 3... o los 4 a la vez. hasta aquel día, mejor dicho noche, en que una, que no recuerdo el nombre, pero catalana por más señas, de Lleida, completamente desnuda, devoraba a Esther mientras que Maggie, también desnuda, en cuclillas, me devoraba a mi, y uno de los nada respetables clientes, aunque demasiado joven creo, me decía, en susurro, eres el puto amo, cabrón.

    Pero siempre Esther, las mejores manos, la mejor boca, la mejor lengua que quizás recuerde, en mis noches de after cenas insoportables, de regresos a deshoras tras viajes decepcionantes, de escapadas tras reuniones interminables y antes de vuelta a ejercicio de jefatura de camada. Esther... me encantaba verla reflejada en el espejo, exhibiéndola, levantando su falda y mostrando un... blanco, desnudo, precioso, respingón... sí, pedazo de culo. Me encantaba aún más tocarla a mi vez, y no me bastaban ni manos, ni dedos, y verla, hermosísima, con sus ojos semicerrados y su boca entrabierta, entre el jadeo y el aliento, llegando...

    Noches de barra dura, durísima, con alguna escapada a la habitación del apartamento de vez en cuando... aunque sólo fuera para no escuchar el mítiuco reclamo de la Mary, la propietaria, detrás de la barra, Eto e un cabarette de lujo!

    Esther. Detrás de tanta dureza de barra, una mujer llena de dulzura y serenidad, como pocas he conocido. Deliciosamente serena. Y hermosa. Como la Playa de su ciudad, la más bella de Euzkadi... y de muchas más partes.

  8. #8
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    Re: EL COFRE DE LOS TESOROS

    OLga

    No recuerdo su nombre, en todo caso si no era Olga se parecia. Polaca. Hace ya unos cuantos años de esto. Trabajaba en una agencia de nivel medio-bajo en la Gran Via, cerca del cine Coliseum, fue muy conocida en aquellos tiempos, ignoro si funciona todavía.

    Aunque las repeticiones fueron muchas, recuerdo mi primera visita. Te abría la puerta una mujer de mediana edad, muy pequeña, mirada torva. Creias que lo primero que hacia era mirarte el paquete pero no, sopesaba el volumen de tu cartera. Los servicios de las chicas eran variados, los precios fluctuaban en cada visita e incluso cada chica tenia un precio distinto. Yo creo que lo que realmente variaba era el margen que se llevaba la casa en función de lo que aquella arpía creia que podia sacarte. Un servidor entonces era un currante de medio pelo , padre de dos niñas y una hipoteca. La cosa por tanto no daba para mucho y no podia permitirme estirar mas el brazo que la manga. Pero aquel dia se me abrió el cielo cuando entró Olga y me dio dos besitos tímidos en las mejillas. Rubia , estilizada, elegante, felina y con dos tetas como dos carretas. "Cagun la rehostia", pensé....aquí te dejas la paga de Julio y lo que haga falta. La encargada se dio cuenta de mi turbación y de la presión lateral de mi polla en los tejanos. "OLga es mas cara, es que es una chica mas fina como has visto ¿verdad?" "Y con jacuzzi un poquito más, pero una delicia". "Me cago en la encargada y la madre que la trajo al mundo" pensé. Que lista era la tía. Olvidé la paga de Julio y el penoso estado de las ruedas de mi Ford Escort y escogí a Olga en la modalidad "jacuzzi".

    La habitación del fondo era enorme, un sofá largo, una cama king-size y un jacuzzi en el corner. Me senté en el sofá y me sudaban las manos cuando entró Olga. Me sorprendió que se sentara a mi lado y me hablara con aquella dulzura no forzada. Pedí por favor que no se desnudara, que queria mirarla. Y la miré. Con Olga aprendí mi oficio de mirón. Ponte así, colocate alla, abre las piernas, ponte esas medias....miradas desde lejos, miradas desde cerca, miradas desde muuuuy cerca, se trata de mirar. Era muy bella y disfrutaba enseñando su belleza, me entendia muy bien. En el jacuzzi lo mismo, muevete asi, ponte de pie, oculta tus pechos con espuma, duchate y yo te miro desde abajo, el casto oficio del mirón. Después en aquella cama todo era sencillo, la tarea principal era previa, la consumación era natural y pasional con aquella mujer tan cálida.

    Regresé una y otra vez siempre con el mismo servicio, Olga y el jacuzzi, hora y media de mirar y disfrutar. Llamaba el dia anterior para que trajera corses, medias, zapatos, tangas, ligacamas, vestidos cortos, vestidos largos.... Recuerdo aún con devoción esas escenas desiguales, ella tan divina mostrándose y yo mas terrenal haciendome una paja con la lengua fuera.

    Un dia llamé y la encargada me dijo que OLga estaba de vacaciones pero que habian otras chicas estupendas, lo mismo en la siguiente llamada y en la otra y la otra....jamás regresé. Aún hoy cuando paso en el 56 por la Gran via entre Balmes y Rambla Catalunya miro el entresuelo de esa casa con la vana ilusión de ver de refilón una teta de Olga tras la ventana.

    Sin acritud y con nostalgia

  9. #9
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    Re: EL COFRE DE LOS TESOROS

    Cita Iniciado por barcel
    No recuerdo su nombre, en todo caso si no era Olga se parecia. Polaca. Hace ya unos cuantos años de esto. Trabajaba en una agencia de nivel medio-bajo en la Gran Via, cerca del cine Coliseum, fue muy conocida en aquellos tiempos, ignoro si funciona todavía.
    ¿Te refieres al Quarz, verdad? Gran Via 591 o 593. Todo concuerda, la descripción de la habitación, el sofa, el jacuzzi en una esquina, la encargada bajita y muy lista ella, Carla se llamaba (o se llama). En todo caso, por la descripción de su físico y nacionalidad, yo diría que se llamaba Katy o Katia. ¡No me extraña que la recuerdes con nostalgia!

    El lugar sigue funcionando y anunciándose en la Vanguardia y en el Periódico. Hace tiempo que no voy.

  10. #10
    Membresia 4 Estrellas Avatar de barcel
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    Re: EL COFRE DE LOS TESOROS

    Cita Iniciado por Simunet
    Cita Iniciado por barcel
    No recuerdo su nombre, en todo caso si no era Olga se parecia. Polaca. Hace ya unos cuantos años de esto. Trabajaba en una agencia de nivel medio-bajo en la Gran Via, cerca del cine Coliseum, fue muy conocida en aquellos tiempos, ignoro si funciona todavía.
    ¿Te refieres al Quarz, verdad? Gran Via 591 o 593. Todo concuerda, la descripción de la habitación, el sofa, el jacuzzi en una esquina, la encargada bajita y muy lista ella, Carla se llamaba (o se llama). En todo caso, por la descripción de su físico y nacionalidad, yo diría que se llamaba Katy o Katia. ¡No me extraña que la recuerdes con nostalgia!

    El lugar sigue funcionando y anunciándose en la Vanguardia y en el Periódico. Hace tiempo que no voy.
    Exacto!!!! Fish también ha acertado por MP, era la imborrable Katy y el lugar Quarz. No se os pasa una....

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